JOKER 2: LA DECADENCIA DE ARTHUR FLECK

Las expectativas en torno a la segunda parte de Joker eran altísimas. La primera entrega nos había mostrado la evolución de Arthur Fleck hasta convertirse en el Joker, ese archienemigo de Batman cuyas motivaciones nacen de una existencia precaria y desesperada. Sin embargo, en esta secuela, Joker: Folie à Deux, a mi parecer, la historia no logra alcanzar el impacto esperado al enfocarse en los sucesos dentro del Asilo Arkham y en su vínculo amoroso con Harley Quinn.

La introducción de Harley Quinn, quien se interna en Arkham motivada por su deseo de entender quién es realmente el Joker, transforma la película en una especie de musical psicológico. Este enfoque resuena con los cómics, donde el caos y la anarquía del Joker alcanzan niveles casi absurdos y teatrales. Sin embargo, a pesar de la intención de ofrecer una historia que explore la dualidad del Joker y su distanciamiento de Arthur Fleck, la película no logra capturar la intensidad ni el protagonismo que vimos en la primera parte.

Uno de los mayores problemas es que la historia carece de un punto culminante que muestre al Joker en todo su esplendor, en lugar de ver la locura y el caos desbordante que esperamos de este personaje, lo que obtenemos es una serie de escenas cargadas de agotamiento y desesperación por parte de Arthur, su lucha interna parece agotarlo más que llevarlo al límite, lo que se refleja en el desenlace, donde incluso Harley Quinn lo abandona, ella no busca a Arthur, sino al Joker, pero para este punto, el personaje ha perdido toda motivación para seguir adelante, al final muere en manos de lo que parecer otro recluso trastornado y que podría ser en algún momento un sucesor de este Joker, el cual hasta podría enfrentar a un Batman.

A nivel visual, la película es impecable, la representación de Ciudad Gótica en total decadencia refleja la propia descomposición del protagonista. Las escenas musicales, aunque arriesgadas, funcionan en su mayoría, y las actuaciones son sólidas y un gran acierto el mostrarnos a Harvy Dent como el fiscal que desea imponer justicia y llevar a la mayor condena a Fleck y su transformación después de la explosión que libera por instantes al Joker. pero que le deforma la mitad de su rostro dándonos el surgimiento de otro de los villanos emblemáticos del murciélago Dos Caras. Sin embargo, la historia en sí se siente débil y, en varios momentos, tediosa, se esperaba ver al Joker en todo su apogeo, pero en su lugar, obtenemos una trama que, aunque con buenos momentos, no logra satisfacer las expectativas generadas por su predecesora.

Relación con los cómics:
Harley Quinn y la historia de amor destructiva
La relación entre Joker y Harley Quinn es uno de los temas más explorados en los cómics de DC. En Joker 2, vemos una reinterpretación del origen de Harley Quinn, similar al que se muestra en los cómics de Batman: Harley Quinn (1999) y Mad Love (1994). En estas historias, Harley comienza como la Dra. Harleen Quinzel, una psiquiatra en el Asilo Arkham, quien es manipulada emocionalmente por Joker, llevándola a un amor obsesivo y una caída hacia la locura. En la película, aunque no está claro si sigue exactamente este arco, el tema de la codependencia enfermiza y la toxicidad en su relación parece central, capturando la esencia de estos cómics.

Influencias de “The Killing Joke”
Joker: Folie à Deux también parece tomar prestados elementos de The Killing Joke (1988) de Alan Moore, un cómic que explora los orígenes ambiguos del Joker y su visión distorsionada de la realidad. Al igual que en The Killing Joke, donde el Joker intenta demostrar que “cualquier persona puede volverse loca tras un mal día”, la película sigue la misma premisa con Arthur Fleck, quien se convierte en el símbolo del caos en Ciudad Gótica. La introducción de Harley podría estar alineada con la forma en que Joker manipula a las personas cercanas a él para que adopten su visión nihilista del mundo.

El concepto del “multiverso” de Joker
Aunque no se toca directamente el multiverso en la película, Joker 2 introduce una dimensión más abstracta con la inclusión de elementos musicales y oníricos, lo cual puede relacionarse con los cómics recientes donde existen múltiples versiones del Joker en diferentes líneas temporales, como en Three Jokers (2020). La idea de que existen varias versiones de Joker —todas igualmente peligrosas y desquiciadas— es un tema que la película explora al sugerir que la locura puede manifestarse de diversas maneras.

El caos como espectáculo
Los cómics clásicos del Joker, como The Dark Knight Returns (1986) de Frank Miller, presentan al personaje como alguien que combina el caos con el espectáculo, convirtiendo su violencia en algo casi performativo. Joker: Folie à Deux, con sus secuencias musicales y estilización exagerada, refleja este aspecto teatral del Joker, donde su locura no solo es destructiva, sino también una especie de “arte” en su propio mundo distorsionado. La película se convierte en un espectáculo en sí mismo, recordando la manera en que el Joker en los cómics manipula a la audiencia (tanto dentro como fuera de la ficción) con su carisma y su capacidad para transformar cualquier situación en un acto macabro.

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